martes, 22 de noviembre de 2011

Estopa - Como camaron






Superior a mí es la fuerza que me lleva en el pulso que mantengo
con la oscuridad que tiñen de oscuro tus ojos negros.
Y qué me cuentas del tiempo que pasa en su pestañeo
y que me trae por esta calle de amargura y de lamento.


Que yo sé que la sonrisa que se dibuja en mi cara
tiene que ver con la brisa que abanica tu mirada.
Tan despacio y tan deprisa, tan normal y tan extraña.


Y a veces me confundo y pico a tu vecina,
esa del segundo que vende cosa fina.
Y a veces te espero en el bar de la esquina
con la mirada fija en tu portería.

Y a veces te siento y a veces te tumbo.
A veces te leo un beso en los labios

Pero es que cierro los ojos y hasta te veo por dentro.
Te veo en un lado y en otro, en cada foto, en cada espejo
y en las paredes del metro y en los ojos de la gente,
hasta en la sopa más caliente. Loco yo me estoy volviendo.


Tú me rompes las entrañas, me trepas como una araña.
Bebes del sudor que empaña el cristal de mi habitación
y después por la mañana despierto y no tengo alas.
Llevo diez horas durmiendo y mi almohada está empapada.
Todo había sido un sueño muy real y muy profundo.
Tus ojos no tienen dueño porque no son de este mundo.
Que no te quiero mirar.


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