
para cambiar el vertigo de amar
por la filosofía de caer,
rendida ante un capricho del azar.
Y yo quise cambiar el mundo
y, tal vez, ese mundo me cambió.
Y hay noches que me hundo entre la nada
para alcanzar la misma conclusión: no soy ninguno santa.
Porque a veces me pierde el corazón.

"Te pasas de la raya":
eso es lo que me dice la razón.
Perdida como un perro
en un día de lluvia.
Totalmente perdida, aullándole a la luna.
Y no sé donde voy a ir,
no hay nada que me ate aquí
Perdida sin saber quien soy.
en la montaña rusa.
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